20 May ¿Es realmente un éxito la publicidad de Netflix?
Netflix, con sus 40 millones de suscriptores en su plan con publicidad, ha sido elogiado por muchos como un caso de éxito en el mundo del streaming.
Sin embargo, al profundizar en este fenómeno, surge la pregunta: ¿es este realmente un éxito o estamos ante un enfoque fallido en cómo las marcas
intentan llegar a las audiencias?
Resulta crucial reconocer que el éxito inicial de Netflix se debe a su modelo de suscripción sin publicidad y a un menor coste. En realidad, la fórmula
de abaratar el coste de un servicio para los usuarios es el verdadero motor del éxito que muchos pretenden atribuir a la publicidad. De hecho, hasta no
hace mucho, los usuarios acudían en masa a la plataforma de contenidos en streaming atraídos por la promesa de contenido de alta calidad sin
interrupciones publicitarias. Este modelo disruptivo redefinió cómo consumimos entretenimiento, alejándonos de la televisión tradicional plagada de
anuncios.
El reciente giro hacia un modelo con publicidad parece contradecir la propuesta original que convirtió a Netflix en una de las plataformas favoritas a
nivel global. Aunque los 40 millones de suscriptores en el plan con publicidad puedan parecer impresionantes, es importante recordar que esto
representa solo el 15% del total de suscriptores de la plataforma. Los anunciantes pagan ingenuamente, creyendo erróneamente que las audiencias están
ansiosas por ver sus anuncios. La realidad es que la paciencia y la indiferencia tienen un precio, y ese precio es pagar menos por el servicio. A pocos
les importa la publicidad tradicional.
La experiencia del usuario y la publicidad intrusiva
La publicidad en plataformas de pago sigue siendo un tema controvertido. Los usuarios que eligen este plan lo hacen, en gran medida, debido al costo
más bajo, no necesariamente porque prefieran ver anuncios. La experiencia del usuario se ve afectada negativamente por la publicidad intrusiva que no
puede ser omitida, una táctica que tiende a frustrar más que a involucrar a los espectadores. La realidad es que muchos usuarios ignoran o desprecian
los anuncios.
No puedes omitir ni adelantar los anuncios, pero puedes pausarlos. ¿Irónico no?
La publicidad forzada, especialmente en un contexto donde los consumidores pagan por acceso, puede ser vista como una traición a la promesa inicial de
Netflix. Esto plantea un dilema: aunque la opción más barata con publicidad puede atraer suscriptores, también puede disminuir la satisfacción general
del cliente.
El éxito del plan con publicidad podría interpretarse más como una estrategia de precios efectiva que como una victoria para la publicidad en sí
misma.
La suscripción básica sin anuncios se ofrece a un precio significativamente más alto, obligando a muchos usuarios a optar por la versión más económica
con publicidad. Este “éxito” podría ser más un resultado de una política de precios coercitiva que de una aceptación genuina de la publicidad por parte
de los usuarios.
El éxito de la publicidad en Netflix debería medirse no solo por la cantidad de suscriptores que eligen ese plan, sino también por la eficacia de los
anuncios y la receptividad de la audiencia. Si la mayoría de los usuarios ignoran los anuncios o se sienten molestos por ellos, las marcas que
invierten en esta forma de publicidad pueden no estar obteniendo el retorno esperado. La proliferación de bloqueadores de anuncios y la creciente
preferencia por contenido sin interrupciones reflejan una tendencia clara: los consumidores quieren tener el control sobre su experiencia de
visualización. La publicidad invasiva y no omitible puede estar más alineada con un modelo de negocio en declive que con el futuro del entretenimiento
digital. Esta pequeña historia de éxito tiene un final que pocos se atreven a contar.
El supuesto éxito de la publicidad en Netflix podría ser una ilusión
Aunque las cifras de suscriptores para el plan con publicidad parecen prometedoras, este crecimiento se basa en una estrategia de precios que puede
estar más relacionada con la necesidad económica de los usuarios que con una aceptación entusiasta de los anuncios. Para que la publicidad en
plataformas de streaming sea verdaderamente exitosa, debe evolucionar hacia formatos menos intrusivos y más atractivos para los espectadores.
Es más, es improbable que alguien que esté disfrutando de una película o serie en Netflix tenga la intención repentina de salir disparado a comprar
algo después de ver un anuncio. Incluso, es probable que tras visualizar el contenido que los llevó a Netflix, su mente ni siquiera recuerde la marca
del anuncio que interrumpió su experiencia de visualización. La realidad es que la publicidad tradicional en un entorno como este a menudo pasa
desapercibida o es fácilmente olvidada por los espectadores. Mientras tanto, la verdadera fortaleza de Netflix sigue siendo su modelo de suscripción
sin publicidad, que redefine la forma en que consumimos entretenimiento y marca un camino claro hacia el futuro del streaming.