30 Dic Las voces de influencers y consumidores son más poderosas que las de los anunciantes y las marcan ya no puede controlar completamente cómo las perciben
La dinámica relación entre los especialistas y profesionales en marketing y los consumidores ha experimentado una transformación radical. En tiempos
pasados, la publicidad tradicional confería a las marcas, empresas y anunciantes un sentido de control aparente sobre la percepción de las propias
marcas, dictando cómo estas serían presentadas al público y cuál sería la narrativa que los consumidores deberían adoptar. Sin embargo, este control
ilusorio ha ido desvaneciéndose.
Las redes sociales han emergido como el epicentro de una revolución en la comunicación de los consumidores, proporcionando una plataforma sin
precedentes para que expresen sus opiniones a escala masiva. Atrás quedaron los días en que las discrepancias entre la percepción de los consumidores y
la imagen que los especialistas en marketing deseaban proyectar podían ser contenidas con relativa facilidad. Ahora, las voces de los consumidores
resuenan con una potencia que desafía la capacidad de los anunciantes para controlar completamente la narrativa de una marca.
Algunos profesionales y expertos destacan este cambio importante y señalan que no importa cuánto dinero se gaste, una marca ya no puede
controlar completamente cómo la gente la ve.
En este nuevo panorama, surge la idea principal de que lo que dicen y piensan los consumidores tiene más influencia que lo que dicen los que
promocionan la marca. Esto cambia la forma en que los anunciantes deben trabajar y adaptarse en el mundo actual del marketing donde entra en acción la
figura cada vez más relevante de los influencers.
El ascenso del marketing de influencers, marcado por su capacidad para impactar directamente en la percepción, las ventas y la posición de una marca,
ha añadido un nuevo matiz a la relación entre los especialistas en marketing y los propios consumidores. El reconocimiento del poder de los influencers
ha llevado a algunas marcas a replantear sus estrategias, pasando de meras transacciones a relaciones más profundas y colaborativas con estos creadores
de contenido.
En este sentido, se observa una evolución interesante en la forma en que las marcas interactúan con los influencers. Antes, la relación se limitaba a
enviar productos y adoptar un enfoque más parecido al periodismo, incluso antes de pagarles. Con el tiempo, esta dinámica cambió hacia la necesidad de
pagarles por sus servicios. Actualmente, parece que nos encontramos en un nuevo escenario donde coexisten ambas prácticas: transacciones financieras y
un compromiso más profundo. Pero esta transformación no se reduce únicamente a una compensación económica, sino que implica también una participación
activa al informar a los influencers sobre proyectos y desarrollar relaciones más auténticas. Esta autenticidad emerge como un factor crucial en este
nuevo paradigma. Los consumidores pueden discernir cuando un influencer promociona una marca sin una conexión real, lo que subraya la importancia de
cultivar relaciones genuinas con los influencers.
Resistirse al cambio y querer tener control absoluto son acciones contraproducentes. Este es el argumento de algunos directivos de agencias que
argumentan que los responsables de marca y profesionales en marketing que insisten en tener control total están, en última instancia, gastando su
dinero de manera ineficiente. Este cambio en la forma de pensar está relacionado con la idea de que ahora es necesario ganarse la atención del público
y que las estrategias tradicionales en el marketing de influencers ya no garantizan alcanzar y conectar con la audiencia de la manera deseada.
No cabe duda de que las redes sociales han permitido que los consumidores tengan un papel más activo en cómo perciben las marcas, democratizando la
narrativa, y en este escenario, las opiniones de los consumidores se convierten en una fuerza influyente que desafía la creencia de que los
especialistas en marketing tienen un control total.