05 Jun Los entresijos del marketing tras las compras compulsivas y sus efectos entre los consumidores
Las compras compulsivas son un fenómeno psicológico que afecta a numerosos consumidores en todo el mundo. Estas compras se caracterizan por ser
impulsivas e irracionales, llevando a las personas a adquirir productos o servicios de manera compulsiva, sin una necesidad real o un análisis racional
de sus consecuencias. Aunque todos podemos caer en ocasiones en compras impulsivas, en el caso de las compras compulsivas se trata de un comportamiento
recurrente y difícil de controlar.
Las compras compulsivas pueden estar motivadas por diferentes factores. En primer lugar, las emociones desempeñan un papel importante. Algunas personas
utilizan las compras como una forma de lidiar con el estrés, la ansiedad, la depresión u otras emociones negativas. El acto de comprar puede brindar un
alivio temporal y una sensación de gratificación, actuando como un mecanismo de escape para estas emociones. Sin embargo, esta gratificación es efímera
y a menudo se convierte en un ciclo autodestructivo, ya que las personas caen en una espiral de compras compulsivas para mantener ese breve momento de
satisfacción.
Algunos estudios recientes como el desarrollado por GWI, revelaron que tanto la Generación Z como los millennials son los grupos más propensos a
realizar compras impulsivas. El 23% de los jóvenes de la Generación Z y el 22% de los millennials admiten dejarse llevar por este tipo de compras.
Estas cifras superan la media general de un 20% de consumidores que compran de manera impulsiva. Por otro lado, se observa que la Generación X y los
“baby boomers” son menos propensos a las compras impulsivas. Solo el 19% de la Generación X y el 17% de los “baby boomers” compran de forma impulsiva.
Además de las emociones, la publicidad y el marketing desempeñan un papel importante en el fomento de las compras compulsivas.
Las estrategias publicitarias se diseñan cuidadosamente para despertar deseos y crear una sensación de necesidad en los consumidores. Se utilizan
técnicas persuasivas, como la creación de escasez o la asociación de productos con estilos de vida aspiracionales, para influir en las decisiones de
compra. Los mensajes publicitarios constantes y omnipresentes pueden llevar a las personas a sentir que necesitan constantemente adquirir nuevos
productos, incluso cuando no los necesitan realmente.
La estrategia de las marcas para aprovecharse de las compras impulsivas
Las marcas suelen utilizar estrategias específicas para aprovecharse de las compras impulsivas de los consumidores. Estas estrategias están diseñadas
para estimular el deseo y la urgencia de compra, y se basan en el conocimiento profundo de la psicología del consumidor.
Una de las principales estrategias utilizadas por las marcas es la creación de escasez y la generación de una sensación de urgencia
Al limitar la disponibilidad de un producto o promocionarlo como una oferta por tiempo limitado, las marcas crean un sentido de urgencia en los
consumidores. Esta táctica se basa en el principio psicológico de la pérdida, donde los individuos tienden a valorar más aquello que pueden perder en
lugar de lo que pueden ganar. Al sentir que se perderán una oportunidad única, los consumidores se sienten impulsados a realizar la compra de forma
inmediata sin pensarlo demasiado.
Otra estrategia utilizada es la asociación de productos con estilos de vida aspiracionales. Las marcas crean anuncios y campañas publicitarias que
vinculan sus productos con emociones positivas, éxito, felicidad o belleza. Al presentar el producto como un medio para alcanzar ese estilo de vida
deseado, las marcas apelan a las aspiraciones de los consumidores y generan un deseo de poseer ese producto en particular. Esto puede llevar a compras
impulsivas basadas en la necesidad de cumplir con ciertas expectativas sociales o de autoimagen.
Las marcas utilizan técnicas de marketing sensorial para influir en las decisiones de compra impulsivas.
Los estímulos visuales, auditivos y olfativos en los puntos de venta se diseñan cuidadosamente para atraer la atención de los consumidores y estimular
sus sentidos. Los colores brillantes, las melodías pegadizas y los aromas agradables pueden despertar emociones positivas y aumentar la disposición a
comprar de forma impulsiva.
Las estrategias de descuentos y promociones también se utilizan para fomentar las compras impulsivas. Las marcas ofrecen descuentos por tiempo
limitado, 2×1, regalos adicionales o programas de recompensas para impulsar la sensación de obtener un beneficio adicional al realizar la compra en ese
momento. Estas ofertas pueden generar una sensación de gratificación instantánea y animar a los consumidores a tomar decisiones de compra sin
considerar plenamente su necesidad real o su capacidad económica.
La ética de las estrategias que inducen a las compras impulsivas
La ética de las estrategias de marketing y publicidad que inducen a las compras impulsivas es un tema amplio y debatido. Hay diferentes perspectivas
sobre este asunto, y la evaluación ética puede depender de los valores y principios individuales.
Hay quienes argumentan que estas estrategias son inherentemente problemáticas y poco éticas, ya que se aprovechan de las vulnerabilidades
emocionales y psicológicas de los consumidores.
Consideran que la manipulación de las emociones, la creación de escasez artificial y el fomento de la gratificación instantánea son tácticas que
explotan a los consumidores y les hacen gastar dinero en productos que no necesitan realmente.
Por otro lado, también hay defienden que las estrategias de marketing y publicidad son legítimas y no están necesariamente en conflicto con la
ética, ya que su objetivo principal es promover productos y generar ventas. Argumentan que los consumidores tienen la responsabilidad final de
tomar decisiones informadas y ejercer control sobre sus compras. Desde esta perspectiva, se considera que la responsabilidad recae principalmente en el
consumidor, y las estrategias de marketing solo ofrecen opciones y oportunidades que los consumidores pueden aceptar o rechazar.
Es importante señalar que las regulaciones y normativas varían según los países y pueden abordar aspectos éticos y legales del marketing y la
publicidad. Por ejemplo, en algunos lugares se prohíben o limitan ciertas prácticas publicitarias consideradas engañosas o manipuladoras.
En última instancia, la evaluación ética de las estrategias de marketing y publicidad que inducen a las compras impulsivas puede ser subjetiva y
depender de la consideración de diferentes valores y principios éticos. Al tomar decisiones de compra, es importante que los consumidores sean
conscientes de las tácticas utilizadas y evalúen críticamente si una compra es realmente necesaria o beneficiosa para ellos, evitando caer en
compras impulsivas que puedan tener consecuencias negativas para su bienestar.
Las compras compulsivas también pueden estar relacionadas con la adicción
Algunas personas experimentan una sensación de euforia al comprar, similar a la experimentada por las personas que sufren de adicciones a sustancias.
Esta sensación de placer se debe a la liberación de dopamina en el cerebro, un neurotransmisor asociado con el sistema de recompensa. A medida que las
compras compulsivas se repiten, el cerebro se acostumbra a esta liberación de dopamina y puede llegar a depender de ella, creando un ciclo adictivo
difícil de romper.
Las compras compulsivas pueden tener consecuencias negativas significativas para los consumidores.
En primer lugar, pueden llevar a problemas financieros, ya que las personas gastan más de lo que pueden permitirse, acumulando deudas y generando
estrés financiero. Esta situación puede llevar a un deterioro en la calidad de vida y a dificultades para cubrir necesidades básicas.
Además, las compras compulsivas pueden tener un impacto emocional y psicológico. Después de una compra compulsiva, es común que las personas
experimenten sentimientos de culpa, remordimiento o vergüenza. Estos sentimientos pueden generar un ciclo de autodesprecio y reforzar la necesidad de
realizar más compras compulsivas para escapar de esas emociones negativas. Esto puede dar lugar a un círculo vicioso difícil de romper.